Productos tradicionales y por materias primas de cercanía
Mónica y Rocío Otín son dos hermanas del municipio de Bergondo que hace cuatro años tomaron el relevo al obrador del pueblo, establecido en 1900 y que cerraba por la jubilación de su dueña. Así nacía O Forno de Guísamo, el escenario de las «empanadas do mar». Bonito, mejillones, bacalao… el océano cabe en una empanada.
La apuesta de las dueñas por productos tradicionales y por materias primas de cercanía les hizo merecedoras del reconocimiento de la Red Española de Grupos de Pesca como un ejemplo de buenas prácticas. A través de esta gratificación, el organismo pretende difundir la iniciativa y que «sirva de inspiración a novos promotores e facilitar a súa réplica e transferencia a outras contornas».
Pesca, marisqueo y la agricultura de la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo
Empanadas do mar
O Forno de Guísamo nacía porque, como explica Rocío, «aunque había despachos en los que comprar el pan, el pueblo se quedaba sin un obrador, cosa que siempre ha habido y no se podía perder». Para poder llevar a cabo la reforma del antiguo establecimiento, las hermanas contaron con una subvención procedente del Fondo Europeo Marítimo e de Pesca. «Sin duda fue una ayuda muy importante» para la puesta en marcha de este negocio que dinamizó el comercio local, tal y como explica Mónica. La reforma del interior fue total ,ya que «los hornos eran muy viejos e instalamos una cámaras de fermentación», que contribuyen a usar menos levadura y que el pan sea más sano.
Las socias dicen «trabajar muy bien juntas», algo que llevan haciendo «desde siempre». Pero además de su iniciativa, hay muchos más agentes que entran en juego para que las «empanadas do mar» sean una realidad a la venta en Guísamo. De la relación con los proveedores se generó una fuerte sinergia que abarca los sectores locales de la pesca, el marisqueo y la agricultura de la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo.
En cuanto a los clientes, cuenta Mónica que «hay más gente de fuera que del pueblo, porque es una zona de paso muy transitada». Pero ahora las hermanas tienen en mente expandir el negocio, por lo que ya están hablando con distribuidores de todo el Estado.
Sin embargo, aún va a tardar un poco este próximo paso, ya que quieren «perfeccionar las empanadas». Para esto, Rocío explica que tienen que «encontrar la variedad de cebolla adecuada, que dure todo el año, ya que la cebolla del país solo se mantiene unos meses».
Además, Mónica y Rocío establecieron tres años antes que la panadería, en el 2016, un supermercado, que también es el único de Guísamo, hecho que agradecen los vecinos. Entre los dos negocios están empleadas trece personas además de las dos socias, y esto en una parroquia de menos de 1.500 habitantes.